Historias

Por qué amo estos crochet y significan tanto para mi

Febrero 3, 2017
Mis crochet favoritos! Esta es su historia

El tejido fue una historia más bien tardía en mi vida pero no por eso ha sido menos intensa.

Todos los objetos tienen historias y esta es la historia del por qué amo con locura estos dos crochet y por qué significan tanto para mi (¡tanto así que los marqué!).

Cuando creo perderlos me vuelvo loca y me desespero, hasta que siempre vuelven a mi. De seguro tu también tienes historias preciosas que contar detrás de materiales u objetos y te sentirás identificada con la mía.

Corría el año 2010, agosto, por culpa del terremoto del 27F habíamos quedado sin casa propia y vivíamos de allegados en la casa de mi mama, en mi antigua pieza, y con mi hija de tan sólo 9 meses. Los ánimos no estaban precisamente altos, era invierno, y aun trataba de manejar la maternidad, el trabajo, la convivencia nuevamente con mi mamá, entre otros.

Fue en ese entonces que mi abuela cayó en el hospital.

Mi abuela era una señora muy mayor, que vivía en Vallenar, una ciudad muy desapercibida entre La Serena y Copiapó. Yo no iba hace años por que el viaje de 700 kilómetros hacia el norte era muy pesado y con mi hija tan pequeña, nunca quise viajar por temas de salud.

Ubicacion de Vallenar, Chile.

Si bien no fue mi abuela la que me enseñó a tejer, sí era un gran referente para mi a través de los años. Desde que nací me mandaba chalecos tejidos que ella veía en revistas antiguas, y así era para el resto de mis primos también.

Los sueteres que me tejía mi abuela

El desierto florido. El paseo infaltable junto a mi abuela en Septiembre. Ese es uno de los sueteres que me tejió.

Ella fue mi primer referente en las manualidades: tenía una buena base y gusto por la pintura, bordado, y hasta al final por el tejido. Aún guardo palillos que heredé de ella, algunas lanas, y una cajita llena de hilos de bordar que me regaló hace muchos años atrás.

Cuando empecé a tejer, empezamos a compartir gustos por los libros de tejido e incluso me pidió uno de puntos que yo tenía. Cuando le conté que me había convertido en directora de la revista Tejer la Moda explotó de orgullo y me dijo: “en sus editoriales, mijita, ¡siempre escriba su segundo apellido!” Y así siempre lo hice. Le mandaba las revistas que editaba con mi nombre, lanas nuevas que conocía, palillos, etc, el tejido empezó a unirnos.

El 2009 nace mi hija y ella le manda unas mantitas tejidas a palillo hechas por ella. A pesar de lo viejita, de los problemas de sus manos, vista, entre otros achaques, seguía la tradición de enviar prendas tejidas a sus seres queridos. Lamentablemente nunca alcanzó a conocer físicamente a mi hija.

El viaje

Cuando supimos que cayó en el hospital en el 2010 y que había empeorado mucho su salud, partimos con mi mamá y mi tía a ese camino eterno de 700 kilómetros. Yo de copiloto, llevé lanas y un crochet para entretenerme en el camino y aliviar la angustia y estrés. Estaba tan nerviosa que no sabía que tejer, pero mientras avanzaba el auto, decidí tejerme una falda a crochet, algo que nunca antes había tejido.

El camino a Vallenar

Unos poco días antes una amiga tejedora me había revelado el truco de ir agrandando el tejido y el ruedo aumentando el tamaño del crochet, por lo que partí desde la cintura en el auto con el crochet Nº 3 y esperé a llegar a Vallenar para comprar crochets más grandes al otro día.

Llegamos tarde en la noche. Esa misma noche visité a mi abuela. Me despedí de ella. Le pedí que descansara (¡después de haber tenido 7 hijos es lo mínimo que merecía la ñora!) y esa noche falleció. De algún modo estaba súper feliz de haberme podido despedir de ella y haber estado con ella aunque sea unos minutitos. Despertamos en la mañana con esa noticia… y yo partí a buscar los crochet.

Ahí fue cuando los fui a comprar

Llegué a una cordonería pequeña, oscura, que tenía colgando los crochet Pony. Nunca había usado esta marca pero se veían bien y tenían súper buen precio. Compré dos números, los mismos dos números que siempre uso en el 99% de mis tejidos a crochet: 4 mm y 5 mm. En el transcurso de las siguientes horas, fui avanzando mi falda a crochet, usando esas dos nuevas herramientas que compré en Vallenar (las primeras y únicas que he comprado allá) y que tanto me recuerdan a la historia que tienen detrás: el contexto de cuándo las compré. A medida que avanzaba mi falda, ocurrían los trámites, las visitas de familia, la organización del funeral, hospital, todo.

La falda a crochet que me tejí en el camino para aliviar el estres

No sé si realmente es el cariño que les tengo o que, pero siento que esos dos crochets son lejos los mejores que tengo. Su material se desliza muy suavemente por cualquier tipo de hilo o lana que use, y realmente son los dos números que más uso para cuando tejo a crochet.

Tiempo después, a la vuelta de todo hubo una reunión de tejedoras. Entré un poco en pánico darme cuenta que no era la única con estos crochet y pensé: “¿qué pasaría si los pierdo o confundo con otros?”. Aunque fuera la misma marca y el mismo número, no era MI crochet especial.

Ahí fue cuando una amiga me dijo: “para marcar tus crochet, píntales la base con esmalte de uñas”, y eso fue lo que hice. Por eso están manchados de colores.

Mis crochet favoritos

Esos crochet son especiales para mi. De todo el intercambio de cosas e historias que tuve con mi abuela, estas son dos herramientas que me recuerdan día a día a ella y de cuando ella dejó finalmente de tejer.

¿Tienes alguna historia que contar con el tejido? Déjala aquí en los comentarios.👇

Me despido (como dice mi hija) feliz pero un poquito triste.

Marina

Liked it? Take a second to support Marina on Patreon!
Become a patron at Patreon!

1 comentario

  • Dejar una respuesta Rose_Sepulveda Septiembre 25, 2017 at 9:13 am

    También son mis favoritos! Tengo el 3, 4 y 5. Compré unos con mango de silicona y no hubo caso! Que bueno que te hubieras podido despedir de tu abuelita y que la recuerdes a través de estos palillos <3

  • Dejar una respuesta